martes, 1 de noviembre de 2011

LA LEY DEL PERDÓN

Una pregunta que me es frecuentemente hecha es sobre cuál es la actitud propia a tomar cuando uno descubre una proyección cargada de ira, odio o cualquier otro intento malé­fico en contra de sí mismo o quizás sobre otra persona que no esté consciente del ataque. 

En casos de esta naturaleza Yo siempre he pensado que el procedimiento más misericordioso y lleno de Inteligencia Divina es el de inmediatamente asir esa energía mental y rodearla completamente con la Llama Ardiente Consumidora y de esta forma limpiarla y purificarla antes de que ella pueda tomar forma de alguna clase de manifestación destructiva y regresarla a su punto de origen. Luego Yo invocaría al Ser Crístico de aquel que la proyectó pidiéndole que ilumine esa conciencia para que entienda y revoque el error en su actuación. 


ACCIDENTES DE LOS ELEMENTOS 

Son las creaciones malévolas de los terrestres las que, cuando se encuentran, crean esas grandes marejadas que despi­den destrucción y forman los tomados, huracanes, terremotos y toda clase de manifestaciones tenebrosas que la conciencia humana se place en llamar "accidentes" y que son realmente la respuesta del Reino Elemental a tales creaciones. 

Es un acto de gran mérito el invocar la Llama Ardiente Consumidora para que elimine todos los vértices de maldad y busque mediante su Consciencia Omniscente a los generadores de esa energía descualificada, consuma todos los impulsos que las motivan y transmuten por el Poder de su Llama, toda la apariencia malsana que han creado. 

Nada se gana enviando la energía mal cualificada tal como está, a su creador. El propio acto de mala cualifícación por alguien prueba que él ignora la naturaleza Divina de toda ener­gía y está muy necesitado de la aplicación de la Llama Ardien­te Consumidora del Amor y Misericordia, en vez de una aplica­ción de la maldad que sería causada por el regreso de su energía negativa antes que ésta fuera purificada sin la adición a la misma del resentimiento del testigo. 

El persistente y consistente uso de la Purificadora y Con­sumidora Ardiente Llama del Amor Liberador finalmente sacará a la corriente vital de su actual acumulación de discordia que le forma un Karma y de sus limitaciones. También edificará una Muralla de Luz impenetrable alrededor del que la usa, manteniendo fuera la discordia que está continuamente flotando en la atmósfera, causada por la emanación de otros. Cuando una perfecta armonía es evidente en la vida diaria del individuo, entonces se podría decir que él usa la Misericordiosa Poderosa Llama Purificadora de Dios suficientemente. 



ENERGÍA DE REEMPLAZO 

Aquí, Yo debo recordar al estudiante que los Centros Creativos (pensar y sentir) en la conciencia, deben ser usados en moldear la Luz Universal de manifestación y sustancia que ellos requieren para reemplazar las apariencias y a disolverlas. 

No existe otro medio para la visualización del pensamien­to y sentir positivo, que se forme y manifieste como correcto en toda clase de descripción. Las generalidades no son específi­cas. Cuando Nosotros deseamos, por ejemplo, precipitar una cena, cada pedazo de pan, cada uno de los frutos, están diseña­dos dentro de la conciencia. Nuestra vida es un aliento dentro de la Sustancia de Luz, para formar un diseño y no es hasta que éste esté completado que se lleva al mundo de la forma. Así es con todo aquel que escoge el disfrutar las bellas manifes­taciones en el plano tridimensional. 

Experimenten con sus facultades creadoras. Yo hice esto durante muchos años antes de que Yo obtuviera mi completa emancipación de las limitaciones de la conciencia humana. Escojan un diseño simple y moldéenlo de la Sustancia de Luz. Entonces cuando ustedes tengan la forma manifestada en sus manos ustedes tendrán más confianza en el poder de su propia energía de la vida, para crear y sustanciar los deseos de su cora­zón, dentro de su propia esfera de influencia y en el obtener su propio poder de gobernarse. 

Observen el siguiente dicho: "CONOZCAN, OSEN, HA­GAN Y CALLEN". Esto conduce al éxito. 

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