En invierno, al pararse cerca de un calentador, se siente el calor aunque la visión física, como regla general, no ve la sustancia que compone las ondas caloríficas. Asimismo se sienten la luz y el calor del sol físico, y todos conocen los diversos aromas agradables que emanan de los alimentos cuando son preparados. Todo esto es radiación.
Los hombres, los animales y las plantas irradian constantemente, y la sustancia que emiten de sus formas físicas afectan a todas las otras criaturas vivientes por doquier en el planeta. Nos estamos esforzando por llevar al hombre a un punto en que la radiación de sus cuerpos sea armoniosa, descansada y pacífica, de manera que cuando estén cerca unos de otros, sean elevados, balanceados y enriquecidos.
De esa manera puede verse que aquello que sale de los cuerpos de los hombres en pensamiento, sentimiento o palabra hablada afecta a todas las partes de la vida en el planeta —hombres, animales y plantas por igual. Humildemente le recuerdo a mis amados chelas a siempre practicar la conciencia [awareness] y a empeñarse en expresar y expandir únicamente la radiación que es confortadora, y la cual es tan sanadora como la luz del sol.
Dentro de la energía Divina que emana del corazón de la propia Presencia "YO SOY", está el poder de la vida eterna y la única fuerza sanadora en el universo. A cada segundo pasa a través del cuerpo del ser humano, la cantidad suficiente de esta fuerza electrónica proveniente del Corazón de Dios como para sanarlo y liberarlo por completo (y a la humanidad en pleno) de toda manifestación de aflicción.
Cada chela tiene que aprender y conocer —mediante la conciencia [awareness] concentrada— el poder que está dentro de su propia vida y templo corporal. Cuando a ese poder se le permite desenvolverse (sin duda ni interferencia alguna de la personalidad), se manifestará como el servidor voluntarioso del hombre cuya conciencia es constantemente mantenida en lo alto.
MaháChohán
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