martes, 1 de noviembre de 2011

LA LEY DEL CÍRCULO


La Ley del Círculo gobierna toda vida manifestada, desde la más pequeña molécula hasta la Cabeza Divina. Cada Expre­sión de vida es dotada con cierta cantidad de energía según sus necesidades, y es por consiguiente dada la oportunidad de una vida mejor con cada aspiración. 

No es generalmente entendido por la mayoría de personas, que ellos, como la propia manifestación de la vida, son respon­sables por la Ley Cósmica de cada partícula de la preciosa energía sacada del Corazón de Dios. Tampoco están enterados que esta energía está obligada por el Edicto Divino a la absolu­ta obediencia a la voluntad y comando del hombre. Esta es la 
más grande expresión del Amor y Generosidad de Dios para con sus hijos. 


LEY DE ATRACCIÓN 

Esta energía de Luz, es el canal mediante el cual las vibra­ciones viajan. La distancia que cubre, depende de la intensidad con la que fue proyectada, pero siempre, en su trayectoria de proyección y regreso, obedecen la Ley del Círculo, y mientras está ausente del aura del individuo que es responsable de su proyección, ella atrae hacia sí misma las vibraciones que corres­ponden a su misma clase. Por lo tanto, cuando completa el Ciclo y regresa al lugar de donde surgió, ella viene acompañada por un gran número de la misma cualidad de pensamiento y sentir de vibración con la cual inició su trayectoria. 

Nunca ocurre un error en el regreso de la energía de una persona. Cada ola, regresando, conoce inequívocamente su propio generador. La Ley Cósmica es exacta. En el mismo ins­tante en que la energía que regresa toca el aura de aquel que la ha proyectado, se asienta y comienza a germinar la semilla que producirá una cosecha según su naturaleza. Si la energía que fue lanzada era armoniosa y benévola, a su regreso le traerá al individuo paz y abundancia; pero si los pensamientos fueron de discordia o de naturaleza dañina, la cosecha del individuo será igualmente amarga. El Maestro Jesús dijo: "Lo que sem­braréis, cosecharéis". 

SINÓNIMOS LEGALES 

La Ley de Retribución; la Ley de Causa y Efecto, y la Ley del Círculo son sinónimas y se refieren a la misma Ley Cósmica. Mientras esta Ley ha obrado infaliblemente a través de todas las experiencias que ha tenido la humanidad, los indi­viduos no han aprendido la lección a través de sus efectos y 'sería mucho más sabio y seguro el vivir dentro de la Ley de la Armonía hasta que el elemento de Amor dentro de los indivi­duos se haya desarrollado hasta el punto en el cual ellos quieran actuar por Amor en vez de por la Ley. Jesús ha dicho: "Moisés os trajo la Ley, Yo os traigo el Amor". 

Bajo la Nueva Dispensación, la atención del hombre se está encaminando nuevamente hacia el Cristo dentro de su Corazón. A él se le está indicando que eleve sus ojos a la per­fección de su propio Arquetipo, hecho a la imagen y semejanza de Dios y se le está enseñando el poder de la Invocación me­diante el cual, él pueda llamar a su Padre Eterno para que El lo regrese a su Divina Memoria Eterna y le revele "la Gloria que moraba en El en el principio, antes de que el mundo fuese". 

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